Intercambio
desigual en el texto y las pláticas de la OMC
Martin
Khor de la Red del Tercer Mundo
Publicado en
6521dated SUNS # 21 Julio 2008
Ginebra, 18
de julio (Martin Khor) - En las negociaciones en la OMC que se inician
este 21 de julio, cabe esperar que los países desarrollados,
en particular, los Estados Unidos y la Unión Europea, vayan
a ejercer presión sobre los países en desarrollo de
rendirse ante sus demandas o bien ser culpados del fracaso de las
conversaciones.
La Representante
de Comercio de EUA [USTR, de aquí en adelante] en los últimos
días ya volvió a preparar el terreno diciendo que
los EUA están dispuestos a hacer concesiones, pero que el
éxito de la reunión Mini-Ministerial de Ginebra dependerá
de si Brasil, India y China (entre otros) están dispuestos
a abrir sus mercados.
¿Ginebra
Julio 2008 será una repetición de la reunión
de Ministros del G4 de Potsdam de junio de 2007, cuando los EUA
y la UE se refirieron a Brasil y a la India como los culpables de
no querer liberalizar sus mercados a los productos industriales
importados?
En ese momento,
el Ministro de Relaciones Exteriores brasileño Celso Amorim
contra-argumentó que el "tipo de cambio" era injusto
- que los dos principales países desarrollados miembros de
la OMC, quisieron darse a cada uno una "zona de comodidad"
en no tener que tomar ninguna obligación importante en la
agricultura, mientras seguían insistiendo en muy altas reducciones
de aranceles industriales en los países en desarrollo.
Desde entonces,
el término "el tipo de cambio" ha llegado a ser
de uso común cuando se comparan los compromisos de los países
desarrollados frente a los países en desarrollo, así
como de la situación en la agricultura frente a NAMA y otras
cuestiones.
Un análisis
de los últimos proyectos de textos en agricultura y de las
modalidades de NAMA de los Presidentes de comité (de fecha
10 de julio de 2008) muestra que el "tipo de cambio" sigue
siendo desigual.
El texto de
agricultura sigue proponiendo que a los EUA se les permita reducir
su apoyo total doméstico (ATD) que distorsionan el comercio
a un rango de entre 13-y-16.4 mil millones de dólares. Los
EUA han indicado en las conversaciones agrícolas en la OMC
que podría considerar la parte superior de ese rango (que
está cercano a los $ 17 mil millones que ya había
ofrecido en Potsdam). Incluso si se ofrece el punto medio, o el
número más bajo del rango, este sigue siendo significativamente
más alto que el de 7 mil millones de dólares que informó
de su efectivo ATD en 2007 o los 11 millones de dólares en
2006. Por lo tanto, hay una gran cantidad de "agua" entre
los permitidos y el nivel real de ATD.
El año
pasado, los EUA explicaron que si se aplicara el nivel ATDS ofrecido,
habían aplicado en los últimos nueve años,
tendría que hacer recortes reales en 5 a 7 de esos años.
Lo que dice la USTR es sólo parcialmente cierto. En los últimos
cinco años, los Estados Unidos aplicaron un ATD por encima
de los $ 17 mil millones (1999, 2000, 2001, 2004 y 2005). Pero los
EUA no puso de manifiesto que, al inicio del periodo de ejecución
de la Ronda Uruguay, ATD el nivel estaba muy por debajo - $ 7 mil
millones. El documento de simulaciones de ayuda interna a la agricultura
(JOB (06) / 151 de fecha 22 de mayo de 2006) preparado por Canadá,
pone de manifiesto que la ATD aplicada por los EUA fue de US $ 7.7
mil millones en 1995, $ 7.1mm en 1996, y $ 7 mm en 1997. Y después,
se disparó hasta $ 15.1mm en 1998, $ 24.3 mm en 1999, $ 24.1mm
en 2000, $ 14.9 mm en 2000, $ 10.2 mm en 2003, $ 18.6 mm en 2004
y $ 19.7mm en 2005.
Por lo tanto, una oferta de un tope de $ 16 mm millones o incluso
de 13 mm de dólares no refleja una disminución especialmente
cuando se compara con los niveles de 1995-1997 de hace una década,
y también aparece una gran cantidad de "agua",
en comparación con el nivel de $ 7 mm de 2007.
Por lo que respecta
a la UE, el texto de la Presidencia propone que permitiría
que su ATD se reduciría en un 75-85% para un rango de 16,5-27,6
mil millones de Euros. La UE ha ofrecido un nivel permitido de ATD
de 33 mm de Euros. Pero esto está muy por encima de lo que
ya ha previsto en su reforma de la PAC (Política Agrícola
Común), según la cual ATD sería 26.8 mm de
euros en 2008 y una cifra de 12 millones de euros en 2014 (estimado
por el G20 en una declaración reciente).
En septiembre
de 2007, en una reunión de la agricultura en Sala E (la llamada
oficialmente Sala Verde), la UE indicó que mantendría
su posición de ofrecer un recorte de 10 puntos porcentuales
más que los EUA. La UE espera que esto signifique un recorte
en más de 80%, o un nivel permitido de ATD de 22 mm de Euros.
Esto es aún
mucho mayor que el estimado 12 mm de Euros en 2014, cuando el período
de aplicación de los compromisos de Doha podría terminar
(es decir, si la Ronda se completa en 2008). Por lo tanto, todavía
existe una gran cantidad de "agua" para sentirse cómodo.
Tanto la UE
como los EUA está desplazando sus subsidios desde la caja
ámbar y azul hacia la Caja Verde, donde no hay límites
y que las disciplinas son lo suficientemente laxas para permitir
que el apoyo distorsionador al comercio se lleve a cabo, como han
demostrado estudios recientes (UNCTAD-India 2006; Marita Wiggerthale
2007)., a pesar de que se supone que los apoyos de la Caja Verde
no falsean distorsionan mínimamente al comercio. Por consiguiente,
las reducciones en la ATD permitida o incluso en vías de
aplicación, no significan mucho o nada si las subvenciones
continúan en otra forma, y permiten que se mantengan o crezcan
la producción y las exportaciones.
Sin embargo,
a cambio, los EUA y la UE han pedido a los países en desarrollo
que se avengan a la fórmula suiza para la reducción
de los aranceles de acceso a mercados de bienes industriales -no
agrícolas- (NAMA) y acepten un coeficiente de 18, mientras
que los países desarrollados tendrían un coeficiente
de diez. Esta propuesta no está lejos de las cifras del el
último documento de NAMA, en la que el Presidente propuso
un rango de entre 7-9 para los países desarrollados y tres
rangos para los países en desarrollo, en los que el rango
medio es entre 21-23, que es similar a la flexibilidad media de
exención de reducción del 5% de las líneas
arancelarias o el beneficio de un 50% para la fórmula de
recortes del 10% de las líneas arancelarias.
Es difícil
para la mayoría de la gente a entender el significado o las
consecuencias (por ejemplo, en términos del porcentaje de
reducción de aranceles) de los distintos coeficientes de
la fórmula suiza para sus países o de sus líneas
arancelarias. Los factores a considerar incluyen las tarifas iniciales
(que difieren de un país a otro y de un producto a otro),
los coeficientes utilizados, y la fórmula en sí. No
es de extrañar que no sea fácil para los funcionarios
de los países en desarrollo explicar al público la
razón por la que creen que las demandas que se les está
haciendo, por parte de los países ricos, son demasiado onerosas.
En la fórmula suiza, el recorte obligatorio será sobre
el arancel inicial más alto. Por lo tanto, la fórmula
está sesgada contra los países con aranceles más
elevados. Y como en general, los países en desarrollo tienen
aranceles más altos que los países desarrollados,
por tanto, para un mismo coeficiente de recorte, los países
en desarrollo que tienen que realizar mayores reducciones. Además,
para cada línea arancelaria o nivel arancelario promedio,
entre menor sea el coeficiente, mayor será el corte. Si el
actual promedio de aranceles de los distintos países son
conocidos, es posible calcular los efectos de la aplicación
de diferentes coeficientes en ellos.
Así,
son muy ilustrativos los resultados de un ejercicio de la aplicación
de un coeficiente de 8 en los EUA y la UE, y de un coeficiente de
22 en los países en desarrollo. muestra resultados interesantes.
El promedio de aranceles industriales consolidados de la UE es de
3,9%. La aplicación de un coeficiente 8 a esto lo reduciría
a un arancel de 2,6%, lo que indica una reducción de 33%.
Si el mismo coeficiente 8 se aplica a la tarifa media de EUA del
3,2% significaría un recorte de 29% a un nuevo nivel arancelario
de 2,2%. Japón tiene un promedio de 2,3% de aranceles y la
aplicación de un coeficiente 8 reduciría a un arancel1,7%
o un 22% de recorte.
En promedio,
los tres principales países desarrollados miembros de la
OMC tendrían que reducir su promedio de aranceles industriales
consolidados en tan sólo un muy modesto 28%, en caso de que
se les aplique un coeficiente de 8.
Por otra parte,
si un coeficiente de 22 se utiliza para un país en desarrollo
como Brasil que tiene un arancel medio del 31%, habría una
reducción de los aranceles promedio de 58% (de 31% al 13%).
Para la India, con arancel medio del 34%, la reducción sería
del 61% (de 34% al 13%). Para Indonesia, con un arancel medio del
36%, la reducción sería del 62% (de 36% a 14%). El
promedio de corte de estos tres países es entre el 58- y
- 62%. Así, los países en desarrollo que tienen mayor
promedio arancelario tendrían que realizar aún mayor
porcentajes de reducción.
En otras palabras,
el rango de coeficientes propuestos por la Presidencia se traduciría
en que muchos países en desarrollo tengan que reducir sus
aranceles industriales en más de dos veces los índices
de reducción de los principales países desarrollados.
Pero incluso, suponiendo algunas flexibilidades para los países
en desarrollo (que no se debe suponer ni ejercer, ya que esto es
un mandato del Trato Especial y Diferenciado), esta cifra sigue
siendo aproximada ya que las flexibilidad son tan estrechas, especialmente
cuando se ven limitados por el valor del comercio. Y estoa es una
clara violación al principio de la No Reciprocidad Plena
(LTFR) (es decir, que los países en desarrollo se comprometen
en menores obligaciones, que los países ricos).
Un intento de
la Presidencia para explicar estas desigualdades a través
de las complejidades de las definiciones de LTFR no ha tenido éxito.
El proyecto ha sido muy duramente criticado por la mayoría
de los países en desarrollo. La propuesta del Presidente,
en los hechos significa un trato especial y diferenciado a la inversa,
esto es, aplicable para los países desarrollados en lugar
de para los países en desarrollo.
Con el fin de
que el principio de No Reciprocidad Plena deba ser respetado, el
porcentaje de recorte de los países en desarrollo tiene que
ser inferior a la de los países desarrollados. Si la proporción
es de dos tercios, luego entonces la de los países en desarrollo
debe ser un recortar promedio de 19,4%, en comparación con
el 28% de los tres países desarrollados. Un país con
una media actual de aranceles industriales del 35% requeriría
un coeficiente de 140, a fin de alcanzar una reducción de
20% de la tarifa promedio a 28%. Los países que ahora tienen
una tarifa promedio de más del 35% requerirían de
un coeficiente superior a 140 para lograr una reducción del
20%.
El hecho de
que un alto coeficiente de 140 provoque risa en la actual atmósfera
de las negociaciones de Doha revela el alcance de altos niveles
de falta de transparencia y ofuscación que existe en las
negociaciones de NAMA, en el que la confusión y las dificultades
que implican la fórmula suiza han enturbiado el debate sobre
las obligaciones que se les pide a los países que se comprometan.
En anteriores
rondas, las negociaciones sobre recortes de aranceles industriales
se llevaron a cabo principalmente sobre la base de porcentajes de
reducción. Y para la agricultura, ya sea en la Ronda Uruguay
o en las presentes negociaciones, los términos de las negociaciones
también han sido en porcentajes de reducción. Hubiera
sido mucho más fácil y transparente la realización
de las negociaciones NAMA en los términos usuales, i. e.
los porcentajes de reducción que deberían llevar a
cabo diversas agrupaciones de países.
Por ejemplo, incluso si se quiere mantener el principio de "mayores
reducciones a los aranceles más elevados", la formula
de reducción de los niveles arancelarios consolidados utilizada
en la agricultura podría haber sido utilizado en NAMA para
hacer que el porcentaje de recortes de países desarrollados
y en desarrollo sea más transparente. En la agricultura,
se ha acordado que los países en desarrollo tendrían
reducciones de dos tercios de las tasas de los países desarrollados,
que es coherente al menos con una definición estricta de
LTFR.
Los países
desarrollados deliberadamente no han querido hacer público
las comparaciones de las ofertas y demandas en NAMA, en términos
de porcentaje de reducción. También se han resistido
comparar los "niveles de ambición" entre el NAMA
y la agricultura. Esto se debe a que las desigualdades en estas
propuestas de NAMA de los países desarrollados se volverían
mucho más evidente - no sólo dentro de los resultados
de NAMA, sino también en comparación con lo que estos
países están ofreciendo en la agricultura.
Las demandas
de los países desarrollados y de la Presidencia en el texto
NAMA de Julio 2008 también son desequilibradas en comparación
con la agricultura – donde la oferta de los EUA en la ayuda
interna sería sólo se reduciría un poco, y
la oferta de la UE sería la de reducir sus tarifas un promedio
de 50% (y con efecto inferior al que tendría si se tiene
en cuenta a los Productos Sensibles).
Este doble desequilibrio
- en primer lugar, con NAMA en sí mismo, y en segundo, entre
el NAMA y la agricultura - es lo que constituye una parte de "la
desigualdad en el tipo de cambio". Existe un significado aún
mayor para el intercambio desigual sobre la mesa de negociaciones.
A los países en desarrollo ni siquiera se les debería
pedir "pagar" por los esfuerzos de los países desarrollados
en la agricultura, incluso si estos esfuerzos fueran realmente para
reducir las distorsiones (subsidios, aranceles y barreras no arancelarias)
en su agricultura.
Esto se debe
a que los países desarrollados tienen décadas gozando
de una importante concesión de la exclusión de la
agricultura de las normas del GATT del decenio de 1950 porque los
países desarrollados la agricultura no habían sido
capaces de competir. Se les permitieron alto subsidios agrícolas
y restricciones cuantitativas a los países desarrollados,
aunque éstos fueron prohibidos o muy restringidos para los
productos industriales.
Luego, en la
Ronda Uruguay, hubo un "tipo de cambio" (incluso más
grande que la que ahora se está negociando en las conversaciones
de Doha), contratado entre el Norte y el Sur - que el Norte acordó
modificar la ruta y regresar la agricultura a las normas del comercio
multilateral, y el Sur acordó tratar cuestiones no comerciales
(en particular, servicios, propiedad intelectual y las medidas de
inversión), bajo el ala y las normas de la OMC.
Posteriormente
resultó que tantas lagunas se le han hecho al Acuerdo sobre
la Agricultura que los países desarrollados no tuvieron que
emprender la liberalización cuando se aplican sus compromisos
de la Ronda Uruguay, y fueron capaces de imponer aranceles elevados,
e incluso aumentar sus subvenciones internas.
El propio acuerdo
de la Ronda Uruguay reconoce que su Acuerdo sobre la Agricultura
es sólo un punto de partida, y además mandata que
tienen que llevarse a cabo negociaciones sobre la agricultura, para
continuar con los "asuntos pendientes" de la Ronda Uruguay.
De este modo, además de la eliminación de las distorsiones
en los mercados agrícolas de los países desarrollados
en el programa de la OMC, y negociaciones sobre esto se realizaba,
también existía o no espacio para el lanzamiento de
una nueva Ronda de negociaciones.
Los parámetros
de estas negociaciones agrícolas - como continuación
del proceso de reforma - se ha establecido en el artículo
20 del Acuerdo sobre la Agricultura de los tratados de Marrakech.
Los cuatro parámetros establecidos en el tratado son los
siguientes: "(a) la experiencia que a la fecha de aplicación
de los compromisos de reducción, (b) los efectos de la reducción
de los compromisos en el comercio mundial en agricultura, (c) las
preocupaciones no comerciales, TRATO ESPECIALES Y DIFERENCIADO PARA
LOS PAÍSES MIEMBROS EN DESARROLLO, y el objetivo de establecer
un sistema comercial agrícola equitativo y orientado al mercado
y LOS DEMÁS OBJETIVOS Y PREOCUPACIONES MENCIONADOS EN EL
PREÁMBULO DEL PRESENTE CONVENIO, y (d) qué nuevos
compromisos son necesarios para alcanzar los mencionados objetivos
a largo plazo (el ÉNFASIS es nuestro).
Y el quinto
y sexto párrafos del preámbulo en relación
con los países en desarrollo, estipulan: "Habiendo convenido
en que, en cumplimiento de sus compromisos sobre el acceso a los
mercados, los países desarrollados Miembros deben tener plenamente
en cuenta las necesidades y condiciones particulares de los países
en desarrollo Miembros, estableciendo una mayor mejora de las oportunidades
y las condiciones de acceso para los productos agrícolas
de especial interés para estos Miembros, incluida la plena
liberalización del comercio de productos agrícolas
tropicales tal como se acordó en la Revisión Intermedia
(de la Ronda Uruguay), y para los productos de particular importancia
para la diversificación de la producción ante el crecimiento
de los cultivos ilícitos de estupefacientes.
"Tomando
nota de que los compromisos en el marco del programa de reforma
debe hacerse de modo equitativo entre todos los Miembros, teniendo
en cuenta las preocupaciones no comerciales, incluida la seguridad
alimentaria y la necesidad de proteger el medio ambiente, teniendo
en cuenta el acuerdo que el trato especial y diferenciado para el
desarrollo a los países es un elemento integrante de las
negociaciones, y teniendo en cuenta los posibles efectos negativos
de la aplicación del programa de reforma en países
menos adelantados y los importadores netos de alimentos a los países
en desarrollo.”
Es significativo
que la Ronda Uruguay no mandató nuevas negociaciones sobre
la reducción de los aranceles industriales. NAMA se añadió
a la agenda de Doha como un "extra", principalmente por
la demanda de los países desarrollados, y a pesar de las
objeciones de varios países africanos. Por lo tanto, hay
mucho para justificar el argumento de que la eliminación
de distorsiones de la agricultura y se establecer una "gran
mejora de las oportunidades y las condiciones de acceso para los
productos agrícolas de especial interés para ellos
(los países en desarrollo) Miembros" es la principal
prioridad del programa de trabajo de Doha, y la liberalización
de los aranceles industriales es un tema que es inferior en el orden
del día, ni siquiera cuando el mandato de la Ronda Uruguay
se concluyó con la firma del Tratado de Marrakech y sus acuerdos
anexos.
El NAMA 11 ha
propuesto que existan al menos una diferencia de 25 puntos entre
el coeficiente para los países desarrollados y el coeficiente
para los países en desarrollo. Por ejemplo, si el primero
es 10, este último podría ser 35.
En Potsdam,
cuando Brasil y la India indicó que el coeficiente de 18
para los países en desarrollo era demasiado bajo, y que la
cifra más razonable para poner sobre la mesa fuera de 30
a 35, los EUA y la UE de forma airada reprendieron a los dos países
en desarrollo por esos "ridículos" números.
Otro aspecto
del tipo de cambio entre la agricultura-NAMA es la denuncia de los
países en desarrollo como Brasil, India y Sudáfrica
de que en los últimos meses y semanas las negociaciones agrícolas
se han centrado en dar cabida a las sensibilidades y preocupaciones
defensivas de los países desarrollados (por ejemplo, en temas
como los productos sensibles y la limitación arancelaria),
mientras que en las negociaciones de NAMA las ya de por sí
limitadas flexibilidades para los países en desarrollo se
han reducido aún más (por ejemplo, la cláusula
contra la concentración).
Mientras tanto,
el desequilibrio se amplía con la evolución de las
negociaciones sobre servicios. Los países desarrollados han
presionado para tener un "texto servicios", aunque el
Anexo C sobre los servicios en la Declaración Ministerial
de Hong Kong ya sirve como un texto de modalidades, junto con las
Directrices sobre las Negociaciones sobre Servicios. Y los EUA a
mediados de noviembre de 2007 propusieron que la ambición
de acceso a los mercados de servicios debiera ser comparable a la
ambición en agricultura y NAMA. La mayoría de los
países en desarrollo sostienen que la agricultura es el principal
factor de la Ronda, seguido de NAMA, y que los servicios es sólo
un tercer factor, por lo menos en términos de la secuencia.
El documento de los EUA fue un intento de poner los servicios en
las mismas condiciones que la agricultura y NAMA.
En sus principales
exigencias operacionales, el documento de los EUA también
pidió que al texto de los servicios "instructivo de
directrices a los Miembros" respondieran positivamente a las
solicitudes bilaterales y plurilaterales, con miras a lograr una
mayor liberalización, y reducir o eliminar los efectos negativos
sobre el comercio de servicios como medio para proporcionar un acceso
efectivo al mercado, ofreciendo compromisos para: (a) reflejar los
niveles actuales de acceso a los mercados y al trato nacional, y
(b) proporcionar nuevo acceso a mercados en sectores donde el comercio
sigue teniendo impedimentos.
En una reunión
informal de servicios del 15 de noviembre, el Brasil hizo una larga
y detallada crítica a la propuesta de los EUA. En contraste,
diez países en desarrollo (India, China, Brasil, Filipinas,
Tailandia, Sudáfrica, Indonesia, Pakistán, Argentina
y Marruecos), de hecho, emitieron un documento conjunto, exponiendo
sus "posibles elementos de un texto servicios", que principalmente
reafirmó el anexo C y el desarrollo de las flexibilidades
del AGCS, al tiempo que pidieron mejorar y hacer compromisos significativos
reafirmando sectores y modos de interés para los países
en desarrollo.
La mayoría
de los países en desarrollo han sido reacios a tener un texto,
mientras que tres países (Venezuela, Cuba y Bolivia) han
dejado claro que se oponen a cualquier texto en absoluto. El 17
de julio, el Presidente de las negociaciones sobre servicios publicó
un informe en forma de un texto que en un párrafo prevé
el lenguaje que contiene la mayoría de los puntos exigidos
por los países desarrollados, entre ellos el que "Los
Miembros deberán, en la mayor medida de lo posible, responder
a las peticiones de oferta bilaterales y plurilaterales de manera
más profunda y/o a compromisos más amplios. Estas
respuestas deberán, cuando sea posible, reflejar los niveles
actuales de acceso a los mercados y de trato nacional y proporcionar
acceso a nuevos mercados y trato nacional en áreas donde
existen importantes obstáculos, en particular, en sectores
y modos de suministro de interés exportador para los países
en desarrollo, tales como los modos 1 y 4, de conformidad con el
artículo IV del AGCS."
De este modo,
a cambio de promesas de hacer algo en la agricultura que no equivalen
a nada significativo, a los países en desarrollo se les pide
que paguen un precio muy alto en la agricultura en sí (como
algunos países en desarrollo se les pide que reduzcan sus
aranceles mediante una fórmula que se traduce en más
drásticos recortes que en la Ronda Uruguay); cortar drásticamente
sus aranceles a las importaciones de bienes en NAMA, y mayor acceso
a los mercados para las empresas de servicios de los países
desarrollados.
"De hecho, la presente oferta agrícola de la UE y de
los EUA realmente no vale nada", según Chakravarthi
Raghavan, un renombrado analista de las negociaciones de la OMC.
"Y en cualquier caso, los países en desarrollo han pagado
un precio tres veces mayor por adelantado (en la Ronda Uruguay que
culminó en el Tratado de Marrakech) a cambio de las promesas
y los compromisos de los países desarrollados que revertir
el curso en la agricultura y llevar a cabo un programa de reforma.
Por lo tanto, los países desarrollados no deben pedir nada
a cambio. En la agricultura, ha hecho una regresión desde
Marrakech. Y hay amplias pruebas de que han hecho trampa en términos
de las notificaciones a la OMC sobre los importes de las subvenciones
y apoyos". Este es el "tipo de cambio" que está
sobre la mesa en las negociaciones de julio de 2008 las negociaciones
vinculadas a la mini-ministerial.
Para que las
negociaciones sean exitosas, los participantes deben estar dispuestos
a "pensar fuera de la caja" - la caja de julio de 2008
en los textos sobre agricultura y servicios y los rangos de cifras
en si mismos. Si las negociaciones son sólo sobre la base
de recoger una cifra mágica exacta dentro de un intervalo,
entonces la desigualdad de tipo de cambio será aceptado.
Y esto no es un buen augurio para la reputación de la "Ronda
del Desarrollo" de Doha y para el futuro de la Organización
Mundial del Comercio. +
Versión
al español de A.Villamar/RMALC
21 de julio de 2008
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