Por
petición de Estados Unidos -y no obstante el rechazo de
científicos y productores-, la Secretaría de Agricultura
pretende flexibilizar su norma 028 FITO 1995, relativa a
los requisitos fitosanitarios para la importación de granos
y semillas, excepto las de siembra.
El plan,
ya en estudio de la Comisión Federal de Mejora Regulatoria
(Cofemer), prevé eliminar los tratamientos cuarentenarios
y de diagnóstico fitosanitario sobre los granos importados
(que se realizan en frontera), y considera que los riesgos
de introducción de hongos, insectos, bacterias, malezas
y nemátodos se neutralizarán vía el procesamiento, transformación
e industrialización en los puntos de destino (en las empresas
importadoras).
Las
agrupaciones de arroceros y maiceros de la Confederación
Nacional Campesina (CNC) y ésta en su conjunto enviaron
sendas cartas al titular de la Sagarpa, Francisco Mayorga,
para rechazar el cambio normativo, pues si éste se concreta,
se generarán fuertes riesgos de entrada de plagas y enfermedades
que dañen la actividad productiva e incluso la salud de
la población.
"Ya
en los años noventa, cuando se abrió la frontera a arroz
asiático sin prevenciones sanitarias, llegó a México una
mosca que trajo la enfermedad de la sogata, que mermó gravemente
los cultivos arroceros nacionales. Estamos totalmente en
contra de los cambios a la norma 028", señaló Pedro
Alejandro Díaz Hartz, presidente de la Federación Nacional
de Productores de Arroz (Fenaparroz).
"Las
autoridades sanitarias nos dicen que esta decisión responde
a peticiones de EU -nuestro principal proveedor de granos-;
ellos argumentan que sus exportaciones a México tienen ya
certificación sanitaria de origen, pero yo creo que no debemos
exponernos, y mucho menos cuando las importaciones de granos
pueden traer toxinas que también afecten a la población."
El asunto
causa preocupación, sobre todo porque estamos en la antesala
de la apertura total del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN) en enero 2008, la cual incrementará las
importaciones graneras, y porque estamos en un momento donde
se discuten las medidas de bioseguridad que debe tener México
para impedir la siembra de maíces transgénicos en centros
de origen y biodiversidad de maíz. EU, cabe decir, registra
más de 50 por ciento de siembras de transgénicos en sus
campos maiceros.
Riesgo
"Los
lugares donde se transforman las importaciones de granos
y semillas están muy alejados de las fronteras. Son los
principales centros de consumo, como la ciudad de México,
Monterrey, Guadalajara. ¿Qué nos garantiza que en esos largos
tramos de transporte no habrá accidentes, robos o cualquier
otra situación que ponga en manos de campesinos granos importados
que -como ocurre siempre en casos así- ellos utilicen para
siembra o para consumo?, se preguntó Carlos Salazar, director
de la Confederación de Productores de Maíz de la CNC.
El senador
perredista Serafín Ríos Álvarez está impulsando un punto
de acuerdo en la Comisión Permanente del Congreso para citar
a comparecer al director del Sistema Nacional de Sanidad
e Inocuidad Agroalimentaria (Senasica), Javier Trujillo
Arriaga, y que explique el sentido y los propósitos de los
cambios a la norma 028.
Durante
2005 México importó tres mil 230 millones de dólares de
semillas y granos de frijol, trigo, maíz, arroz, sorgo,
soya, cacahuate, girasol, colza y cacao, según datos del
Banco de México.
En enero
de este año, el Comité Consultivo Nacional de Normalización
de Protección Fitosanitaria (Conaprob) decidió, por mayoría
de votos, rechazar los cambios a la norma 028 que propone
la Sagarpa, y advirtió que "una modificación de la
norma 028 sin el debido análisis pondría en riesgo el potencial
del sector agropecuario del país".
No obstante,
la Dirección General de Sanidad Vegetal del Senasica señaló
que la Sagarpa promovería las modificaciones "como
una acción de desregulación". |